Aunque los programas de detección comienzan a los 50 años, se detectan ocasionalmente cánceres en edades más precoces. Estas mujeres precisan de un seguimiento personalizado, que debe adecuarse a su verdadero nivel de riesgo.
La mayor densidad mamaria conlleva un incremento del riesgo de cáncer de mama, así como una dificultad añadida al diagnóstico al poder ocultar lesiones ó simularlas.
De entre las mujeres con riesgo de Cáncer de mama destacan las que presentan mutaciones genéticas (BRCA1 y 2). Igual ocurre con otras alteraciones genéticas bien conocidas. Suelen ser familias en las que se concentran varias mujeres con Cáncer de mama.
Se han ideado diversos modelos que permiten un cálculo individualizado del riesgo del Cáncer de mama (como el de Gail). El objetivo es poder definir modelos de riesgo suficientemente diferenciados que permitan estrategias de cribado distintas. Estas variaran en función del intervalo de tiempo y tipo de test.
Entre los medios que disponemos para vigilar a las pacientes con mayor riesgo tenemos la Tomosíntesis, la ecografía y la RMN.