Así llamamos a la ecografía que se realiza con la finalidad principal de diagnosticar posibles anomalías malformativas tanto del embrión como del feto.
Ya desde el inicio del embarazo es posible apreciar alteraciones en la morfología fetal que nos orientan hacia posibles problemas. Es recomendable utilizar aparatos de alta resolución, apoyados por utilidades como el Doppler color y las 3D – 4D.
La capacidad diagnóstica depende tanto de dicho aparataje, como del adiestramiento del observador. Además influyen mucho otros factores como la posición del feto, su movilidad y la conductibilidad de la paciente (la grasa subcutánea suele dificultar la observación). Algunas cremas utilizadas para evitar estrías ó hidratantes pueden igualmente hacer de pantalla que dificulte la claridad de la imagen. Se recomienda no usarla el día de la ecografía.
Aún en las mejores manos y condiciones, es imposible detectar el 100% de los problemas. A veces incluso algunos que son llamativos a posteriori, pueden pasar desapercibidos por la posición fetal, ó por su evolución (hay alteraciones que evolucionan durante el embarazo desde no visibles a visibles).