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Hay que entender que las pruebas de imagen (Mamografía y Ecografía) son complementarias. No hay una técnica mejor que otra, sino que ambas pueden hacer evidente lesiones que la otra no es capaz de detectar.
La mamografía debe realizarse con un correcto posicionamiento y compresión, en 2 proyecciones (cráneo caudal y oblícua a 45 grados). Existen otras proyecciones adicionales utilizables según los casos. Un desarrollo más actual de la mamografía es la Tomosíntesis, que permite ver la visualización por planos (como un TAC) evitando la superposición de estructuras y mejorando el estudio de márgenes. La mamografía puede detectar nódulos, calcificaciones agrupadas, distorsiones del tejido, retracciones, engrosamiento cutáneo, etc…
La ecografía con sondas de alta frecuencia es de elección en pacientes sintomáticas menores de 30 años, y complementa a la Mamografía y RMN. Es necesaria en las mamas densas. Debe incluir siempre las regiones axilares. Es la principal herramienta para dirigir las punciones.
La Resonancia magnética de mama tiene una elevada sensibilidad para el diagnóstico de Carcinomas infiltrantes. También es muy útil para evaluar la integridad de las prótesis de silicona. Es una herramienta muy importante en la evaluación de la Neoadyuvancia, búsqueda de carcinomas ocultos, detección de recidivas, detección de cáncer en mujeres de alto riesgo y valoración de telorragias (secreción por el pezón).
En el estudio de extensión sistémica de la enfermedad puede utilizarse la Radiografía de tórax, Gammagrafía ósea, TAC y PET-TAC.
Los hallazgos obtenidos en las diferentes técnicas se catalogan de acuerdo a un sistema de clasificación de lesiones según nivel de sospecha de malignidad. Se llama sistema BIRADS y a mayor puntuación el riesgo de malignidad es mayor justificando la biopsia.